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1.23 ¿Por qué es tan importante Abrahán?

Principales acontecimientos del Antiguo Testamento

Abraham tenía casi todo lo que quería, cuando Dios le pidió un día que dejara atrás su país y sus posesiones, y que viajara con su familia a una tierra que Dios le mostraría (Génesis 12: 1)Gen. 12:1:"Yahveh dijo a Abram: «Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré.". Dios le prometió muchos descendientes. Abraham confió en Dios, y con razón: a pesar de su avanzada edad, un hijo (Isaac) nació de Abraham y su esposa Sara (Génesis 21: 2-3)Gen. 21: 2-3:"pero Dios dijo a Abraham: «No lo sientas ni por el chico ni por tu criada. En todo lo que te dice Sara, hazle caso; pues aunque por Isaac llevará tu nombre una descendencia, también del hijo de la criada haré una gran nación, por ser descendiente tuyo.»".

Como última prueba, Dios le pidió a Abraham que sacrificara a su hijo. A pesar de su dolor, estaba dispuesto a obedecer, pero Dios lo detuvo justo a tiempo. Abraham había demostrado que colocó su amor por Dios por encima de todo lo demás, y de esta manera cooperó con el plan de Dios. Dios puede hacer grandes cosas a través de nosotros si confiamos en él y cooperamos con él.

 

Abrahán es nuestro «padre en la Fe». Obedeció en todo a Dios y fue recompensado por su confianza como nunca podría haber imaginado.
La sabiduría de la Iglesia

¿Cómo se revela Dios en el Antiguo Testamento?

En el Antiguo Testamento Dios se revela como el Dios que ha hecho el mundo por amor y que es fiel al hombre incluso cuando éste se separa de él por el pecado.

Dios se da a conocer en la historia:

Sella con Noé una Alianza para salvar a todos los seres vivos. Llama a Abraham para hacer de él “padre de multitud de pueblos” (Gen 17,5b) y bendecir en él a “todas las familias de la tierra” (Gen 12,3b). El pueblo de Israel, nacido de Abraham, será su propiedad personal. Dios se da a conocer a Moisés por su nombre. Su nombre misterioso [Yahvé] significa “Yo soy el que soy” (Ex 3,14). Libera a Israel de la esclavitud en Egipto, sella una alianza en el Sinaí y por medio de Moisés da a su pueblo la ley. Una y otra vez envía Dios profetas a su pueblo, para llamarlo a la conversión y a la renovación de la Alianza. Los profetas anuncian que Dios establecerá una Alianza nueva y eterna, que realizará una renovación radical y la redención definitiva. Esta Alianza estará abierta a todos los hombres. [YouCat 8]

¿Cuáles son en la Sagrada Escritura los principales modelos de obediencia en la fe?

Son muchos los modelos de obediencia en la fe en la Sagrada Escritura, pero destacan dos particularmente: Abraham, que, sometido a prueba, “tuvo fe en Dios” (Rm 4, 3) y siempre obedeció a su llamada; por esto se convirtió en “padre de todos los creyentes” (Rm 4, 11.18). Y la Virgen María, quien ha realizado del modo más perfecto, durante toda su vida, la obediencia en la fe: “Fiat mihi secundum Verbum tuum - Hágase en mi según tu palabra” (Lc 1, 38). [CCIC 26]

¿Cómo podemos responder a Dios cuando él se dirige a nosotros?

Responder a Dios es creer en él.

Quien quiera creer necesita "un corazón atento" (1 Re-3,9). Dios busca de muchas maneras establecer contacto con nosotros. En cada encuentro humano, en cada experiencia conmovedora en la naturaleza, en cada aparente casualidad, en cada reto, en cada dolor, está escondido un mensaje de Dios para nosotros. De manera más clara aún nos habla cuando se dirige a nosotros en su palabra o en la voz de la conciencia.

Nos habla como a amigos. Por ello debemos responderle también como amigos y creer en él, creer totalmente en él, aprender a comprenderle cada vez mejor y a aceptar sin reservas su voluntad. [YouCat 20]

Esto es lo que dicen los Papas

A través de su alianza con Abraham (Gn 15,18); y de Moisés con el pueblo de Israel (Ex 24,8), se fue revelando a su pueblo, con obras y palabras, como Dios vivo y verdadero. De este modo, Israel fue experimentando la manera de obrar de Dios con los hombres, la fue comprendiendo cada vez mejor al hablar Dios por medio de los profetas, y fue difundiendo este conocimiento entre las naciones. [Papa Benedicto XVI, Verbum Domini, n. 11]