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3.41 ¿Por qué no pueden ser sacerdotes las mujeres y los hombres casados?

Los sacramentos

Jesús eligió deliberadamente solamente a hombres como apóstoles. A sus discípulas se les dio un papel diferente, aunque no menos importante. Al igual que sus predecesores, el Papa Francisco se ha comprometido a incluir tanto a mujeres como a hombres en el gobierno de la Iglesia, dentro de la situación definida por Jesús.

Los Apóstoles pasaron su ministerio a sus sucesores (los obispos) y a sus ayudantes (sacerdotes y diáconos). En la Iglesia católica occidental, los sacerdotes y los obispos en principio permanecen solteros. Ellos han elegido libremente dedicarse totalmente a Jesús en un estado de vida célibe, y a seguir el ejemplo de Jesús en todo. Esto les permite estar completamente libres para ir donde Jesús y la Iglesia los envíen.

 

Jesús solo eligió a hombres como apóstoles, para que actuaran en su nombre y persona. Celibato=sacerdotes plenamente disponibles para Jesús.
La sabiduría de la Iglesia

¿Por qué se llama sacramento del Orden?

Orden indica un cuerpo eclesial, del que se entra a formar parte mediante una especial consagración (Ordenación), que, por un don singular del Espíritu Santo, permite ejercer una potestad sagrada al servicio del Pueblo de Dios en nombre y con la autoridad de Cristo. [CCIC 323]

¿Qué sucede en el sacramento del Orden?

Quien es ordenado recibe un don del Espíritu Santo que le confiere un poder sagrado y que le es otorgado por Cristo por medio del Obispo.

 

Ser Presbítero o sacerdote no supone únicamente asumir una función o un cargo. Mediante el Orden, el sacerdote recibe como don una fuerza particular y una misión en favor de sus hermanos en la fe. [Youcat 249]

¿Quién puede recibir este sacramento?

Sólo el varón bautizado puede recibir válidamente el sacramento del Orden. La Iglesia se reconoce vinculada por esta decisión del mismo Señor. Nadie puede exigir la recepción del sacramento del Orden, sino que debe ser considerado apto para el ministerio por la autoridad de la Iglesia. [CCIC 333]

¿Cómo se celebra el sacramento del Orden?

En cada uno de sus tres grados, el sacramento del Orden se confiere mediante la imposición de las manos sobre la cabeza del ordenando por parte del obispo, quien pronuncia la solemne oración consagratoria. Con ella, el obispo pide a Dios para el ordenando una especial efusión del Espíritu Santo y de sus dones, en orden al ejercicio de su ministerio. [CCIC 331]

¿Cómo entiende la Iglesia el sacramento del Orden?

Los sacerdotes de la Antigua Alianza consideraban su tarea la mediación entre lo celestial y lo terreno, entre Dios y su pueblo. Puesto que Cristo es el único “mediador entre Dios y los hombres” (1 Tim 2,5), es él quien ha cumplido y finalizado ese sacerdocio. Después de Cristo sólo puede existir un sacerdocio ordenado en Cristo, en el sacrificio de Cristo en la Cruz y a través de la vocación de Cristo y la misión apostólica.

 

El sacerdote católico que administra los sacramentos no actúa por su propio poder o en virtud de su perfección moral (de la que desgraciadamente carece a menudo), sino “in persona Christi”. El sacramento del Orden le confiere el poder transformador, sanador y salvífica de Cristo. Dado que un sacerdote no tiene nada por sí mismo, es ante todo un servidor. De aquí que un signo para reconocer a un auténtico sacerdote sea el asombro humilde ante su propia vocación. [Youcat 250]

¿Es un desprecio a las mujeres el hecho de que sólo los varones puedan recibir el sacramento del Orden?

La decisión de que sólo los varones puedan recibir el orden sagrado no es ningún desprecio a la mujer. Ante Dios, varón y mujer tienen la misma dignidad, pero diferentes tareas y carismas. Para la Iglesia es vinculante el hecho de que Jesús, al instituir el sacerdocio en la Última Cena, eligiera exclusivamente a varones. El papa san Juan Pablo II declaró en el año 1994 que “la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia”.

 

Como ningún otro hombre de la Antigüedad, Jesús revalorizó provocativamente a las mujeres, les concedió su amistad y las tomó bajo su protección. Había mujeres entre sus seguidores y Jesús valoraba mucho su fe. Al fin y al cabo la primera testigo de la Resurrección es una mujer. Por ello María Magdalena es denominada “apóstol de los apóstoles". Sin embargo, el sacerdocio ordenado y el ministerio pastoral siempre se ha conferido sólo a varones. En el sacerdote varón la comunidad ha de encontrar representado a Jesucristo. El sacerdocio es un servicio particular que se vale del hombre también en su rol sexual de varón y padre. Pero no es ninguna forma de superioridad masculina sobre las mujeres. Las mujeres tienen una función en la Iglesia, como vemos en María, que no es menos central que la de los hombres, pero es una función femenina. Eva fue madre de todos los que viven (Gen 3,20). Como “madres de los que viven” las mujeres tienen dones y capacidades singulares. Sin su modo de enseñanza, de anuncio, de caridad, de espiritualidad y de cuidado de las almas, la Iglesia estaría “hemipléjica”. Allí donde los varones utilizan su ministerio sacerdotal como instrumento de poder o no dejan entrar en juego a las mujeres con sus carismas específicos, faltan contra el amor de Cristo y contra el Espíritu Santo. [Youcat 257]

¿Por qué la Iglesia exige a los presbíteros y obispos una vida célibe?

Jesús vivió célibe y con ello quiso expresar su amor indiviso a Dios Padre. Asumir la forma de vida de Jesús y vivir en castidad “por el reino de los cielos” (Mt 19,12) es desde tiempos de Jesús un signo del amor, de la entrega plena al Señor y de la total disponibilidad para el servicio. La Iglesia católica latina exige esta forma de vida a sus obispos y presbíteros, las Iglesias católicas orientales únicamente a sus obispos.

 

El celibato, en palabras del papa Benedicto XVI, no puede significar “quedarse privados de amor, sino que debe significar dejarse tomar por la pasión por Dios”. Un sacerdote debe, como célibe, ser fecundo representando la paternidad de Dios y de Jesús. Además añade el Papa: “Cristo necesita sacerdotes que sean maduros y varoniles, capaces de ejercer una verdadera paternidad espiritual”. [Youcat 258]

Esto es lo que dicen los Padres de la Iglesia

Cristo virgen y María virgen han dedicado dentro de ellos mismos los primeros frutos de la virginidad para ambos sexos. Los apóstoles han sido tanto vírgenes como casados... Aquellas personas que han sido elegidas para ser obispos, sacerdotes y diáconos son tanto vírgenes como viudos; o al menos, una vez hayan recibido el sacerdocio, ellos prometen castidad perpetua. [San Jerónimo, Cartas, 48:21 (ML 22, 510)]

Esto es lo que dicen los Papas

[Con relación] a las mujeres sacerdotes. Eso no puedo hacerlo. El Papa San Juan Pablo II, después de largos tiempos de reflexión, lo ha dicho claramente. ¡No porque las mujeres no tengan la capacidad!... Fíjense que en la Iglesia son más importantes las mujeres que los hombres. Porque la Iglesia es mujer. Nos referimos a “la” Iglesia, no es “el” iglesia. La Iglesia es la esposa de Jesucristo. Y la Virgen; Nuestra Señora es más importante que los papas, los obispos y los curas. [Papa Francisco, Conferencia de Prensa durante el vuelo, 27 Sept. 2015]