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3.35 ¿Qué son los sacramentos?

Los sacramentos

Dios sabe que nosotros no podemos establecer contacto con él sin su ayuda. Por eso Jesús instituyó los Sacramentos. Dios está presente en los sacramentos de una manera muy concreta.

Puedes considerar un sacramento como una especie de "puerta" que Dios usa para proveernos de acceso instantáneo a su gracia. Hay siete sacramentos: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Reconciliación, Unción de los Enfermos, Matrimonio y Ordenación Sacerdotal.

 

Los 7 sacramentos son «puertas» a través de las que recibir la
fuerza y la gracia de Dios. Él encomendó su administración a la Iglesia.
La sabiduría de la Iglesia

¿Cómo se realiza la iniciación cristiana?

La Iniciación cristiana se realiza mediante los sacramentos que ponen los fundamentos de la vida cristiana: los fieles, renacidos en el Bautismo, se fortalecen con la Confirmación, y son alimentados en la Eucaristía. [CCIC 251]

¿Qué se requiere para ser bautizado?

A todo aquel que va a ser bautizado se le exige la profesión de fe, expresada personalmente, en el caso del adulto, o por medio de sus padres y de la Iglesia, en el caso del niño. El padrino o la madrina y toda la comunidad eclesial tienen también una parte de responsabilidad en la preparación al Bautismo (catecumenado), así como en el desarrollo de la fe y de la gracia bautismal. [CCIC 259]

¿Cuáles son los sacramentos al servicio de la comunión y de la misión?

Dos sacramentos, el Orden y el Matrimonio, confieren una gracia especial para una misión particular en la Iglesia, al servicio de la edificación del pueblo de Dios. Contribuyen especialmente a la comunión eclesial y a la salvación de los demás. [CCIC 321]

¿Hay una lógica interna que vincule entre sí a los sacramentos?

Todos los Sacramentos son un encuentro con Cristo, que es él mismo el sacramento original.

 

Hay sacramentos de iniciación, que introducen en la fe: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Hay sacramentos de curación: Penitencia y Unción de enfermos. Y hay sacramentos que están al servicio de la comunión y misión de los fieles: Matrimonio y Orden.

 

El Bautismo vincula a Cristo. La Confirmación nos concede su Espíritu Santo. La Eucaristía nos hace uno con él. La Penitencia nos reconcilia con Cristo. Mediante la Unción de los enfermos es Cristo quien cura, fortalece y consuela. En el sacramento del Matrimonio Cristo promete su amor en nuestro amor y su fidelidad en nuestra fidelidad. Mediante el sacramento del Orden los sacerdotes son capacitados para perdonar pecados y celebrar la Santa Misa. [Youcat 193]

¿Por qué nos ha dado Cristo el sacramento de la Penitencia y la Unción de los enfermos?

El amor de Cristo se muestra en que busca a quienes están perdidos y cura a los enfermos. Por eso se nos dan los Sacramentos de la curación y restauración, en los que nos vemos liberados del pecado y confortados en la debilidad corporal y espiritual. [Youcat 224]

¿Cómo se llaman los sacramentos al servicio de la comunidad?

Quien está bautizado y confirmado puede además recibir en la Iglesia una misión particular mediante dos Sacramentos específicos y ser por ello tomado por Dios a su servicio; se trata del orden sacerdotal y del matrimonio.

 

Ambos Sacramentos tienen algo en común, están ordenados a otras personas. Nadie se ordena para uno mismo y tampoco nadie contrae matrimonio sólo para sí mismo. El sacramento del Orden y el sacramento del Matrimonio deben construir el pueblo de Dios, es decir, son un canal por medio del cual Dios hace llegar su amor al mundo. [Youcat 248]

Esto es lo que dicen los Papas

La vida de oración se alimenta, ante todo, de la participación en la liturgia de la Iglesia. La vida interior, para desarrollarse, exige participar en la santa misa y acudir al sacramento de la reconciliación. De este modo, toda la existencia está impregnada de Cristo: por él mismo y por su gracia. En efecto, él nos dice: “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él” (Jn 6, 56). La Eucaristía es el alimento espiritual que nos proporciona, de manera especial, la fuerza espiritual para dar testimonio y para producir fruto abundante. Por eso es tan importante la participación en la santa misa dominical. [Papa Juan Pablo II, Homilía en Gorzov, Polonia, 2 Junio 1997]